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Las habilidades sociales: una herramienta clave para la prevención de la soledad no deseada

Lunes, 9 de diciembre de 2024

En el mundo educativo, no solo nos enfrentamos al desafío de transmitir conocimientos académicos, sino también al de formar personas emocionalmente sanas. Como sabemos, la soledad no deseada es un problema social con especial prevalencia entre la infancia y la adolescencia y, si perdura en el tiempo, puede derivar en consecuencias negativas a largo plazo en la salud mental, el bienestar y la integración social de los más jóvenes.

Las habilidades sociales son una herramienta esencial para trabajar contra la soledad no deseada, ya que ayudan a prevenir el aislamiento y a fomentar conexiones auténticas. Además, trabajarlas en clase va a repercutir positivamente en el día a día de nuestro alumnado y, por ende, del centro educativo.

¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que te permiten interactuar de forma adecuada con otras personas. Por supuesto, pueden ser aprendidas y mejoradas con el paso del tiempo.

Desde una edad muy temprana las adquirimos por experiencia directa y por imitación. Interactuando con otros seres humanos conocemos y ponemos en práctica conductas sociales e imitamos aquellas que son reforzadas y valoradas positivamente.

Dominándolas aumentamos nuestra autoconfianza, mejoramos nuestras habilidades interpersonales y promovemos nuestro bienestar emocional.

El papel del docente en el desarrollo de habilidades sociales

Los docentes tienen un rol crucial en la enseñanza de habilidades sociales, ya que pasan mucho tiempo con los estudiantes y están en una posición privilegiada para observar sus dinámicas sociales.

Estas son algunas estrategias clave para promover estas habilidades y prevenir la soledad no deseada:

  • Estas son algunas estrategias clave para promover estas habilidades y prevenir la soledad no deseada:

  • Enseñar habilidades de comunicación para aprender a expresar emociones y necesidades de forma asertiva, y a escuchar activamente a los demás.
  • Identificar y abordar el aislamiento: Es importante estar atentos a señales de soledad dentro y fuera del aula, como el aislamiento en los recreos, la falta de participación en actividades grupales o cambios en el estado de ánimo.
  • Crear un clima de aula positivo donde se fomente la cooperación en lugar de la competencia, y donde se celebren las diferencias. Esto reduce las posibilidades de exclusión y fomenta un sentido de comunidad entre los estudiantes.
  • Educar con el ejemplo: Como hemos visto, el mayor aprendizaje en los más pequeños se da por observación e imitación, y los docentes hemos de ser un ejemplo de empatía, respeto y comunicación asertiva.

En el material didáctico de esta edición encontrarás recursos para realizar con tu alumnado un entrenamiento emocional que facilita el autoconocimiento, la reflexión y el análisis.

Además, te animamos a ir preparando junto a tu alumnado tu trabajo de participación: crear el escudo con los valores del equipo junto a una actividad o actividades que supongan oportunidades para consolidar relaciones sociales a partir del ocio saludable, incluyendo siempre a las personas con discapacidad.

Así, tus estudiantes pasarán a la acción y serán quienes aporten soluciones que, a su vez pueden servir de inspiración para sus compañer@s o para otros centros educativos.

¡Tienes hasta el 14 de febrero para subirlo a tu Área Privada!

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