Para el concurso de este año hemos aprovechado nuestro entorno como lugar de trabajo y de colaboración en contra de la soledad no deseada en la infancia, la juventud y la tercera edad.
A lo largo de los meses hemos visitado la residencia de ancianas cercana a nuestro colegio una vez a la semana con actividades diversas: concursos, obras de teatro, bingo, tiempo de colorear, bailes, juegos, entrevistas, teatros de sombras, cuentacuentos, actividades de movilidad y coordinación, teatro de marionetas, etc.
La totalidad de las actividades realizadas han sido llevadas a cabo por los alumnos/as. Esto ha supuesto un objetivo común para todos ellos que ha servido como nexo de unión tanto entre ellos como con otros grupos de alumnos del colegio. No ha sido raro oír a alumnos en el patio y en los tiempos de descanso comentando qué actividad habían realizado o cuál tenían planeado realizar en la próxima visita.
Al tener un mismo objetivo entre todos, hemos conseguido que alumnos que les costaba más interaccionar con otros se hayan unido más al resto, además de ayudar y amenizar una hora semanal a las abuelas de la residencia cercana.
En todas las actividades que hemos realizado ha habido siempre un grupo de alumnos encargado de adaptarlas a las diferentes necesidades con las que nos hemos encontrado. Esto les ha concienciado de la importancia de que todos podemos y debemos participar. Algunas de estas adaptaciones han sido: narrar desde cerca lo que estaba pasando a las personas que no veían bien los teatros, preparar diferentes dibujos para colorear a las personas con dificultad de movilidad o ayudar a colorear las partes más finas a las que lo preferían, adaptar pasos de baile de menos movimientos a las que querían participar, narrar desde cerca los diferentes números de bingo a quien lo necesitase o escribirle en una hoja los que se iban cantando a las que mostraban una mayor discapacidad auditiva.