Un encuentro para familias con herramientas para prevenirla desde casa
Miércoles, 27 de noviembre de 2024
Miércoles, 27 de noviembre de 2024
El pasado 14 de noviembre tuvimos, dentro del marco de nuestro Concurso Escolar, la increíble oportunidad de asistir a “Familias conscientes: fortaleciendo la salud emocional de nuestros hijos. Cómo abordar el problema de la soledad no deseada en niños y jóvenes en el entorno familiar”, un encuentro para familias que, de la mano de profesionales y expertos en la materia, buscaba proporcionar claves y herramientas a la hora de prevenir y afrontar este problema.
Tras la bienvenida del director del centro, Óscar Vázquez y de Ana Díaz, consejera general coordinadora de Políticas Sociales y Consejos Territoriales del Grupo Social ONCE, dio comienzo la mesa redonda moderada por Patri Psicóloga, profesional con más de 27 años de experiencia, y galardonada con el Premio del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental a la mejor divulgadora en redes sociales.
En esta mesa redonda tuvimos el privilegio de contar con grandes profesionales y divulgadores como Adrián Tuñón, project manager en el área de estudios, evaluación y estrategias en Fresno, consultora que ha participado en varios estudios sobre la Soledad No deseada, entre los que se encuentra el estudio “Juventud y soledad no deseada en España”; Alicia Moreno, psicóloga de la Delegación ONCE de Aragón, con más de 39 años de trayectoria profesional; y Lucía Machota, madre de Romeo, un niño ciego; y que comparte su día a día en redes sociales con más de 200 mil seguidores en Instagram y 705 mil en TikTok.
Adrián Tuñón abrió el encuentro hablando de los datos más relevantes del Estudio, destacando al comenzar la importancia de llevar un problema como este a las aulas, dándole visibilidad: “Se debe hablar de la soledad no deseada, porque hay que reconocerla. Hasta hace poco, cuando la gente se sentía sola sin desearlo, no había una palabra que la definiera, no sabía cómo definir esa sensación, y menos si hablamos de personas jóvenes”.
Algunos de los datos más relevantes que compartió Adrián fueron:
Asimismo, destacó la relación de la soledad no deseada en la juventud con cantidad y calidad de las amistades, de las relaciones familiares y con la salud mental: la mitad de los jóvenes del estudio que sufren soledad no deseada sufrían problemas de salud mental y 6 de cada 10, habían vivido situaciones de acoso. Factores de riesgo muy relacionados con la juventud en este caso también son la exclusión social y la falta de recursos económicos, así como con la discriminación: personas LGTBI, personas con discapacidad, personas de origen extranjero… Son personas muy vulnerables.
Por otro lado, en la relación entre redes sociales y soledad en jóvenes, quiso matizar que “no influye tanto la cantidad de tiempo que se pasa en redes sociales como que no tengan contacto presencial; es decir que la mayoría de sus relaciones no sean online, que pasen tiempo en persona con sus amigos/as”.
Cuando hablamos de soledad no deseada tenemos que hablar del individualismo en el que vivimos, que muchas veces no nos hace darnos cuenta de las necesidades de los que nos rodean. Por ello, como destacaba Adrián “el papel de la escuela en estos casos es fundamental. En la medida en que tengamos sociedades y entornos que favorezcan la inclusión, muchas de las cuestiones que hemos visto pueden mejorar. Cuando me hacen sentir diferente, me siento solo”.
Pero, ¿qué estrategias podemos llevar a cabo desde casa cuando nuestros hijos/as están sintiendo soledad no deseada? Aunque lo ideal sería que el entorno acogiera a todas las personas, esto no siempre es así, y además está fuera de nuestro control.
Como nos contaba Alicia, “muchas veces me encuentro en consulta con adolescentes que tienen dificultades de relación y en su entorno nadie está interviniendo, estos jóvenes se quedan sin recursos para afrontarlo. Cada vez se van sintiendo más pequeños hasta que se van aislando. Tiene que haber algo en el entorno que ayude a cambiar eso”.
Desde casa o con ayuda de profesionales podemos ayudar a que niños, niñas y jóvenes se empoderen y entiendan qué pueden hacer ellos cuando se sienten solos, pero sin duda docentes, familias y centro educativo tienen que saber cómo actuar con personas que son diferentes. “Se trata de modelar, mediar y enseñar que todos somos personas”, afirmaba Alicia.
En el caso de Lucía Machota, madre del pequeño Romeo, un niño ciego, intenta “trabajar mucho las emociones para que él sepa expresar lo que le está pasando, además de darle la confianza y la seguridad de que siempre estamos ahí”. Sin embargo, confesaba también que cada vez es más selectiva en los planes a los que acuden para no sentir rechazo, ya que considera que muchas veces las actividades no están preparadas para que su hijo se sienta integrado. Y es que, como corroboraba Alicia, “para un niño con discapacidad el recreo es la asignatura más difícil de todas”; ya que son espacios abiertos, con mucho movimiento y que no suelen estar adaptados.
Es muy difícil que los niños/as o jóvenes que sufren soledad expresen que se sienten solos, porque muchas veces parece que sentirte solo es culpa tuya, por tanto es importante eliminar el estigma para que puedan comunicar abiertamente que se sienten solos.
Un dato del informe que solo se refleja en la soledad no deseada de las personas jóvenes es que, a diferencia de las más mayores, se sienten más solos en pueblos o ciudades pequeñas: “Porque si eres una persona diferente interpretamos que tienes menos posibilidades de encontrar gente como tú”, nos dice Adrián.
Para Lucía Machota: “que les enseñen a ponerse en el lugar del otro. La clave es la empatía. Además hay que educar en la diversidad: todos somos diferentes y eso es bonito”.
“A nuestros hijos tenemos que educarlos en valores desde el principio, y el valor de ser generoso, ser altruista, entiendan o no las emociones de otros, hay que hacerlo desde que nacen” añadía Patri Psicóloga. “Siempre podemos hablar con nuestros hijos, intentar que piensen en qué pueden hacer para que quienes les rodean se sientan mejor, que favorezcan amistades”. “Y tengamos la edad que tengamos, podemos empezar a hacerlo en nuestro barrio, con nuestros vecinos y vecinas, que nos interesemos por la gente que nos rodea. Al final vivir en una sociedad en la que estemos desconectados y aislados no trae nada bueno”, agregaba Adrián Tuñón.
El entorno en el que vivimos no favorece nada la paciencia, el individualismo y el mal uso de la tecnología nos llevan a vivir de manera muy precipitada e impulsiva: “Nuestros hijos no saben esperar, de algún modo saben que tienen el poder de ser atendidos en el momento y eso no favorece nada una conducta paciente, reflexiva y con autocontrol, que es tan necesaria”, explicaba Patri Psicóloga. Para Alicia, “si fuéramos capaces de disfrutar con tiempo de las cosas tendríamos muchas más gratificaciones; y dais tiempo a los demás, os tomáis tiempo vosotros”.
Afortunadamente, muchas personas ya se están dando cuenta de que la sociedad se está acelerando demasiado, y que tenemos que cambiar, parar un poco y hacer las cosas más despacio para disfrutarlas más. Sobre todo porque las familias son el mayor ejemplo para sus hijos, que acabarán reproduciendo en sus interacciones sociales aquellos comportamientos que ven en casa.
Muchas veces, hay muchas personas dispuestas a tender una mano a quien lo necesite o se sienta solo, pero no saben cómo hacerlo o no se dan cuenta de la situación. En ese caso, para Lucía Machota, lo mejor es “preguntar con normalidad. Si lo tomas como un tema tabú, al final te hace distanciarte más”. “Lo que hay que inculcar es la naturalidad. Asumir que no lo sabemos todo, ni que todos sabemos de todo”, aportaba Alicia Moreno.
Es importante que los centros escolares fomenten espacios seguros en los que los chavales que se sientan solos por el motivo que sea, puedan pedir lo que necesiten. Como nos contaba Alicia Moreno, el mundo no está preparado para las personas con características diferentes y quieran o no, estas personas tienen que adquirir recursos de afrontamiento.
Pero también tienen que hacerlo los docentes. Su papel es fundamental, porque la actitud que tengan en el aula va a favorecer o dificultar la integración y si no saben, han de pedir ayuda. “Los niños muy pequeños aprenden con el modelo que les das y si el docente asume las diferencias con naturalidad, todos los niños del aula lo harán. Más adelante, en la secundaria es su responsabilidad facilitar, porque les pedimos a los chavales con dificultades una fortaleza que no tenemos, les estamos pidiendo que sean súper humanos”.
Adrián también hacía una recomendación a los jóvenes que se sientan solos: “que busquen iniciativas que se están poniendo en marcha y ofrecen actividades conjuntas para personas con intereses comunes, hablando en positivo y buscando lo que nos une”.
Las escuelas para familias también pueden ser una gran herramienta para mejorar la soledad en nuestro entorno, ya que enseñan a padres y madres a visibilizar, educar, dar pautas en casa y sobre todo a normalizar lo diferente.
Para Adrián: “en esto de la soledad es verdad que la formación a todo tipo de personas que entran en contacto con niños, niñas o jóvenes se necesita. Primero, sensibilizar a esa población, y luego, darles herramientas”.
Para ayudar a las familias que no son conscientes a detectar las señales de soledad no deseada en casa, Patri Psicóloga preparó una útil infografía porque en sus propias palabras: “cuando tenemos un vínculo con una persona, tenemos una responsabilidad afectiva y por tanto que cuidar de las emociones de esas personas. Es muy importante para que esa persona no se sienta sola ni incomprendida”.
Adrián Tuñón añadió la importancia de estar atentos como padres y madres a las transiciones, momentos vitales en los que cambian los estilos de vida y los círculos sociales: En los jóvenes y niños/as se dan si cambiamos de ciudad, al pasar al Instituto o la Universidad; y suelen ser periodos muy importantes para bien o para mal.
Además, creó un Decálogo para familias con lo más destacado de la jornada: